jueves, 3 de octubre de 2013

Rafael Arráiz Lucca Individuo de Número de la Academia de la Lengua

Lo que mueve el mundo es el amor por lo que hacemos

Maria Elena Mendoza E.

“Don Rafael Arraiz Lucca tiene 46 años, lo que significa que se encuentra en una de las mejores edades del hombre, en la que ya se ha acumulado experiencia valiosa, y en la que se conserva el potencial que aviva el entusiasmo, alimenta la lucidez y dinamiza la acción creadora. El nuevo Numerario ha llegado a la mitad de su edad cuarentona con una obra literaria constituida por 57 volúmenes, amén de centenares de artículos publicados en diarios y revistas. Viene a ocupar merecidamente el Sillón Letra “V”, vacante por el fallecimiento de “Don José Luis Salcedo Bastardo”. Con estas palabras da la bienvenida a este joven Numerario, el presidente de la Academia, Don Oscar Sambrano Urdaneta. Imposible describirlo mejor.

- ¡Llama la atención que a tu edad hagas tantas cosas y tengas tiempo para todo!
Yo creo que poco a poco he ido adquiriendo una destreza para cambiar de una actividad a otra sin que el intervalo sea muy largo. Hace un minuto estaba leyendo una entrevista de George Steiner, que es un filólogo americano de origen judío, que me gusta mucho y leo con mucha frecuencia. En este momento estoy leyendo “Secciones de los Maestros”. Steiner es uno de los grandes pensadores del mundo, a mi juicio. Para mí la clave es ser puntual, organizado y buscar optimizar el tiempo, por eso a donde voy me llevo un libro en la mano, porque uno no sabe cuánto tiempo tiene que esperar y así  aprovecho el tiempo leyendo, aunque sean 15 minutos.

- Pero para escribir y crear... eso no se agenda
Depende de lo que estás escribiendo. Un trabajo académico, un artículo, te sientas y lo escribes, porque esa hora en el tráfico estuviste escribiendo en la mente, entonces cuando te sientas a escribir, ya lo has venido trabajando en la mente por días, ya lo tienes pensado. Ahora un poema… yo escribo poemas cada muerte de un Papa, la última vez fue hace más o menos diez meses, de manera inesperada, escribí seis textos largos, pero yo no estaba buscándolos, es otra dinámica la que se impone cuando es una obra inspirativa a cuando es trabajo. Trabajo es trabajo.

- Tú eres de todo: articulista, profesor, poeta, ensayista, periodista, editor… ¿qué es lo que más te gusta de todo eso que haces?
Yo llamo todo eso la vida intelectual, que tiene para mí, varias facetas. La más importante es la lectura. Uno hace todo eso porque en primer lugar uno es un lector. En segundo lugar, a mi me gusta mucho, creo que es en una de las facetas que mejor me siento. También dar clases, enseñar. Doy clases en pregrado y en postgrado y es una tarea que me satisface y llena mucho. Y después está la escritura, que vengo desempeñando desde los 17 años, cuando comencé a escribir los primeros poemas y ensayos. Todo eso forma parte de la vida intelectual: leer, dar clases, escribir, todo forma parte de lo mismo. Por otro lado esa faceta la combino con la mundana. A mi me agrada muchísimo comer, es algo a lo que le he dedicado mucho estudio, desde el punto de vista gastronómico. Yo voy al cine, todo lo que puedo. Cuantas veces puedo me voy de viaje. Es decir, a mi me gusta la vida adentro y la vida afuera también. Claro tú me  preguntaste si me siento en una situación ideal, te diría que sí para la edad que tengo, pero este ritmo de trabajo no podré mantenerlo toda la vida. Yo me imagino que de viejo dejaré de hacer muchas cosas y me concentraré en las que pueda. Pero lo hago por la juventud y el entusiasmo que le pongo y porque me gusta mucho lo que hago, eso es lo fundamental.

- Interesado como estás en la gastronomía, ¿Cuáles serían tus recomendaciones para comer en Caracas?
Muchos. En comida japonesa, Shoga, en el piso 5 del Centro Comercial El Tolón. En comida china, el Chez Wong, en La Castellana. En comida libanesa El Damasco, de Chacao, sigue siendo el mejor. En comida italiana, El Vizzio. En comida de autor,  Atlantique. Y en comida española, El Urrutia de la avenida Solano López, la mejor opción de comida vasca.

- Y en cuanto a viajes, ¿Qué destino te gustaría repetir?
El viaje más fascinante que yo he hecho en mi vida fue a la India. Ese es el lugar más extraño para un occidental. Yo quisiera volver varias veces, es una maravilla. Es el lugar del planeta en el que yo me he sentido más distinto de los que conozco.

- A pesar de la pobreza…
Es que la pobreza en la India es una cosa diferente porque es otra cultura. Yo me sentí muy bien en la India. El mundo musulmán me interesa, Egipto, Marruecos. Europa también, pero pertenece al mundo occidental que conocemos.

- En cuanto al cine, ¿Cuál es tu preferencia?
Yo me formé viendo cine italiano, Antonioni, Bertolucci, pero ha desmejorado enormemente. En este momento te diría que el cine español es el que más me gusta.

- La lectura es fundamental para tus investigaciones, para la docencia, pero cuando lees para ti, ¿Qué te gusta leer?
Esa pregunta me inquieta. Yo tengo ya como cinco años queriendo leer para mí, que no sea parte del trabajo que y no es fácil encontrar un momento para una novela que me atraiga. En los últimos años, el novelista que más me ha interesado es un surafricano que se llama Coetzee, premio Nóbel hace dos o tres años, autor de obras maestras. Su gran novela es “Desgracia”. La mejor después de “Cien Años de Soledad”, y “el Maestro de San Petesburgo”. Otro autor que me encantaba, ya murió, es Mihail Bulgakoo, un ruso que Stalin volvió loco, su obra maestra es “El Maestro y Margarita”, una parodia de Fausto, de Goethe.

- Habiendo tanto talento venezolano en el exterior, ¿No es contradictorio tener fallas dentro de nuestro país?
Venezuela es un país muy contradictorio. Los tiempos históricos son mucho más lentos de lo que uno quisiera que fueran. Este país se convirtió en República en 1811. En 2011 serán 200 años de eso. Y de ese tiempo, hemos sido gobernados por civiles apenas, más o menos, 40 años. Casi 160 años de gobiernos militares, y los militares no están formados para gobernar. Ese es uno de los grandes problemas históricos de Venezuela. Los militares están formados para otra cosa, para hacer la guerra, para brindar seguridad, para proteger la frontera, para prepararse ante escenarios hipotéticos pero no para administrar. Entonces ocurre que somos un país de tradición autoritaria, militarista, donde ha costado Dios y su ayuda que los civiles gobiernen, y cuando lo hicieron, no lo hicieron demasiado bien, no lo que se esperaba. Entonces Venezuela tiene el gran reto de hacerse una sociedad civil, gobernada por civiles, por gente formada para el gobierno que es una tarea muy especializada, compleja.
- Entonces no es cuestión de autoestima sino de poner en manos adecuadas los asuntos de la polis…
La política es una cuestión de todos, de la polis, de los ciudadanos. La política es para que todos estemos allí contribuyendo con los asuntos de la ciudadanía. Eso es importantísimo. Yo soy optimista en relación con Venezuela, porque todos estos procesos históricos de cambios dolorosos finalmente pueden, no siempre, pero pueden traer aspectos positivos. Y creo que en nuestro caso los va a traer. Podemos aprender mucho de esta etapa que estamos atravesando. Las generaciones que vienen van a estar formados dentro de otros  paradigmas y no va a pasar por las tragedias por las que estamos pasando nosotros.

- Y, nosotros ¿Estamos formando políticos para el futuro?
Yo veo en mis alumnos desde hace seis años el interés por la política, cada vez más marcado. Han comprendido que ese es un tema que no pueden dejar de lado. Unos tienen aptitudes para el mundo político y otros no. Pero encuentro algunos con habilidades para esta destreza. Cuando comencé hace diez años a dar clases, el interés por esta materia era cero, ahora no. Esta politización del país ha contribuido a eso. Hay un cambio favorable.

- Eso debería ir acompañado del crecimiento de la institucionalidad política…
Por supuesto, y es lo que no ha pasado. Está en descenso.

- ¿Cuáles son los tres ingredientes necesarios para lograr hacer tantas cosas y bien hechas?
Primero, que te guste. Eso es lo básico. Para mi trabajar es un placer enorme, no es ninguna carga. El segundo elemento es que he tenido suerte en la integración de equipos con los que he trabajado. Las editoriales que he movido, la fundación que presido, las empresas colectivas en las que he estado, he sabido integrar equipos, me he comunicado, he sabido escuchar y eso para  el trabajo en equipo es muy importante. Y después está el orden. El orden es lo básico y no es otra cosa que la administración del tiempo, aprender a hacer las cosas en su lógica de realización, en el orden natural de los procesos. Pero lo esencial es el amor por lo que tú haces, lo que mueve el mundo es el amor. Lo que mueve todo, empezando por la reproducción de la especie, las grandes obras, las grandes tareas, desde la intervención quirúrgica de un médico hasta una obra de ingeniería. Las cosas en el fondo salen bien porque las haces apasionadamente.

- ¿Cómo conjugas el ser un profesor de historia y de política con la creación de poesía de amor?
Yo no encuentro contradicción en ambas cosas. La poesía es como un discurso subterráneo dentro de la personalidad. Es un discurso que emerge más del subconsciente que del plano conciente donde están otras esferas. El estudio de la historia y la política están siempre en una zona de la realidad distinta a la de la poesía que es como te digo, subterránea, oscura, que tú no sabes muy bien de donde surge. Yo creo que todo ser humano tiene estas dos facetas, y hasta muchas otras también, pero depende de cada quien cultivarlas, hacerse el loco o no escucharlas, esas voces interiores que están ahí. En mi caso he cultivado ambos mundos.

- ¿Has escrito de política también, qué te gusta escribir más?
En los años recientes me he dedicado mucho a la investigación histórica biográfica. En abril de 2005 publiqué una biografía de Raúl Leoni y en marzo de este año publico una biografía de Arturo Uslar Pietri, en la que estuve trabajando durante tres años. Esto de meterse en la vida de alguien, analizar el contexto, ponerle la lupa a sus razones personales para haber desarrollado unas tareas y no otras, todo esto de intentar comprender la vida de otro me parece apasionante e interesantísimo.

- ¿Tus planes desde el sillón V de la Academia Venezolana de la Lengua?
Tengo ya varios meses asistiendo a la Academia y creo que es un centro de trabajo bastante interesante, hay conferencias, hay discusiones. Voy a integrar alguna de las comisiones y sospecho que serán las de Literatura y la de Publicaciones, de manera de contribuir allí con lo que vengo haciendo. Es decir, pienso ser un Individuo de Número activo, pienso hacer cosas porque me parece que es una institución valiosa que hay que respaldar y porque si acepté estar ahí es para trabajar.

- Cómo presidente de La Fundación para la Cultura Urbana, ¿Cuáles son los planes inmediatos?
Ya la fundación va a cumplir cinco años de trabajo y hemos hecho mucho: cerca de 40 títulos, 7 cuadernos, 10 discos, una colección de fotografía urbana bastante sólida y grande. Este año vamos a iniciar una serie de programas de televisión sobre temas de cultura urbana y ha sido un trabajo muy lindo que se puede hacer gracias a Econoinvest y Seguros Carabobo, que auspician la fundación, dos empresas con un sentido de responsabilidad social y que quieren contribuir con el desarrollo del país.

-  Y si no fueras lo que eres, ¿Qué te hubiese gustado ser?
Yo he pensado estudiar medicina, que es algo que me interesa mucho. Si alguien me garantizara a mi que voy a vivir 120 años pues comenzaría el año que viene porque de verdad me gusta mucho, lo he debido hacer… quizás en otra vida… la psiquiatría, ser sicoanalista y también la medicina general. La relación entre la psique y el cuerpo es muy estrecha y existe un campo para investigar que todavía no hemos explorado a profundidad.

- Planes futuros
Voy a dedicarme unos dos o tres años a escribir una historia contemporánea de Venezuela, y voy a continuar escribiendo poesía, artículos, ensayos y continuar estudiando, leyendo, y dando clases en la Universidad Metropolitana.


Todo este talento no ha sido inadvertido. Muy por el contrario el trabajo creativo de Arraiz Lucca ha merecido premios importantes dentro del mundo intelectual, prueba de que el tesón, el amor y la disciplina siempre generan los frutos esperados. La Academia de la Lengua se renueva con el espíritu incansable de este creador caraqueño, socio de nuestro club.

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