Lo que mueve el
mundo es el amor por lo que hacemos
Maria Elena Mendoza E.
“Don Rafael Arraiz Lucca tiene 46 años, lo que significa que se
encuentra en una de las mejores edades del hombre, en la que ya se ha acumulado
experiencia valiosa, y en la que se conserva el potencial que aviva el
entusiasmo, alimenta la lucidez y dinamiza la acción creadora. El nuevo
Numerario ha llegado a la mitad de su edad cuarentona con una obra literaria
constituida por 57 volúmenes, amén de centenares de artículos publicados en
diarios y revistas. Viene a ocupar merecidamente el Sillón Letra “V”, vacante
por el fallecimiento de “Don José Luis Salcedo Bastardo”. Con estas palabras da
la bienvenida a este joven Numerario, el presidente de la Academia, Don Oscar
Sambrano Urdaneta. Imposible describirlo mejor.
- ¡Llama la atención
que a tu edad hagas tantas cosas y tengas tiempo para todo!
Yo creo que poco a poco he ido adquiriendo una destreza
para cambiar de una actividad a otra sin que el intervalo sea muy largo. Hace
un minuto estaba leyendo una entrevista de George Steiner, que es un filólogo
americano de origen judío, que me gusta mucho y leo con mucha frecuencia. En
este momento estoy leyendo “Secciones de los Maestros”. Steiner es uno de los
grandes pensadores del mundo, a mi juicio. Para mí la clave es ser puntual,
organizado y buscar optimizar el tiempo, por eso a donde voy me llevo un libro
en la mano, porque uno no sabe cuánto tiempo tiene que esperar y así aprovecho el tiempo leyendo, aunque sean 15
minutos.
- Pero para escribir
y crear... eso no se agenda
Depende de lo que estás escribiendo. Un trabajo académico,
un artículo, te sientas y lo escribes, porque esa hora en el tráfico estuviste
escribiendo en la mente, entonces cuando te sientas a escribir, ya lo has
venido trabajando en la mente por días, ya lo tienes pensado. Ahora un poema…
yo escribo poemas cada muerte de un Papa, la última vez fue hace más o menos
diez meses, de manera inesperada, escribí seis textos largos, pero yo no estaba
buscándolos, es otra dinámica la que se impone cuando es una obra inspirativa a
cuando es trabajo. Trabajo es trabajo.
- Tú eres de todo:
articulista, profesor, poeta, ensayista, periodista, editor… ¿qué es lo que más
te gusta de todo eso que haces?
Yo llamo todo eso la vida intelectual, que tiene para mí,
varias facetas. La más importante es la lectura. Uno hace todo eso porque en
primer lugar uno es un lector. En segundo lugar, a mi me gusta mucho, creo que
es en una de las facetas que mejor me siento. También dar clases, enseñar. Doy
clases en pregrado y en postgrado y es una tarea que me satisface y llena
mucho. Y después está la escritura, que vengo desempeñando desde los 17 años,
cuando comencé a escribir los primeros poemas y ensayos. Todo eso forma parte
de la vida intelectual: leer, dar clases, escribir, todo forma parte de lo
mismo. Por otro lado esa faceta la combino con la mundana. A mi me agrada
muchísimo comer, es algo a lo que le he dedicado mucho estudio, desde el punto
de vista gastronómico. Yo voy al cine, todo lo que puedo. Cuantas veces puedo
me voy de viaje. Es decir, a mi me gusta la vida adentro y la vida afuera
también. Claro tú me preguntaste si me
siento en una situación ideal, te diría que sí para la edad que tengo, pero
este ritmo de trabajo no podré mantenerlo toda la vida. Yo me imagino que de
viejo dejaré de hacer muchas cosas y me concentraré en las que pueda. Pero lo
hago por la juventud y el entusiasmo que le pongo y porque me gusta mucho lo
que hago, eso es lo fundamental.
- Interesado como
estás en la gastronomía, ¿Cuáles serían tus recomendaciones para comer en
Caracas?
Muchos. En comida japonesa, Shoga, en el piso 5 del Centro
Comercial El Tolón. En comida china, el Chez Wong, en La Castellana. En comida
libanesa El Damasco, de Chacao, sigue siendo el mejor. En comida italiana, El
Vizzio. En comida de autor, Atlantique.
Y en comida española, El Urrutia de la avenida Solano López, la mejor opción de
comida vasca.
- Y en cuanto a
viajes, ¿Qué destino te gustaría repetir?
El viaje más fascinante que yo he hecho en mi vida fue a la
India. Ese es el lugar más extraño para un occidental. Yo quisiera volver
varias veces, es una maravilla. Es el lugar del planeta en el que yo me he
sentido más distinto de los que conozco.
- A pesar de la
pobreza…
Es que la pobreza en la India es una cosa diferente porque
es otra cultura. Yo me sentí muy bien en la India. El mundo musulmán me
interesa, Egipto, Marruecos. Europa también, pero pertenece al mundo occidental
que conocemos.
- En cuanto al cine,
¿Cuál es tu preferencia?
Yo me formé viendo cine italiano, Antonioni, Bertolucci,
pero ha desmejorado enormemente. En este momento te diría que el cine español
es el que más me gusta.
- La lectura es
fundamental para tus investigaciones, para la docencia, pero cuando lees para
ti, ¿Qué te gusta leer?
Esa pregunta me inquieta. Yo tengo ya como cinco años
queriendo leer para mí, que no sea parte del trabajo que y no es fácil
encontrar un momento para una novela que me atraiga. En los últimos años, el
novelista que más me ha interesado es un surafricano que se llama Coetzee,
premio Nóbel hace dos o tres años, autor de obras maestras. Su gran novela es
“Desgracia”. La mejor después de “Cien Años de Soledad”, y “el Maestro de San
Petesburgo”. Otro autor que me encantaba, ya murió, es Mihail Bulgakoo, un ruso
que Stalin volvió loco, su obra maestra es “El Maestro y Margarita”, una
parodia de Fausto, de Goethe.
- Habiendo tanto
talento venezolano en el exterior, ¿No es contradictorio tener fallas dentro de
nuestro país?
Venezuela es un país muy contradictorio. Los tiempos
históricos son mucho más lentos de lo que uno quisiera que fueran. Este país se
convirtió en República en 1811. En 2011 serán 200 años de eso. Y de ese tiempo,
hemos sido gobernados por civiles apenas, más o menos, 40 años. Casi 160 años
de gobiernos militares, y los militares no están formados para gobernar. Ese es
uno de los grandes problemas históricos de Venezuela. Los militares están
formados para otra cosa, para hacer la guerra, para brindar seguridad, para
proteger la frontera, para prepararse ante escenarios hipotéticos pero no para
administrar. Entonces ocurre que somos un país de tradición autoritaria,
militarista, donde ha costado Dios y su ayuda que los civiles gobiernen, y
cuando lo hicieron, no lo hicieron demasiado bien, no lo que se esperaba.
Entonces Venezuela tiene el gran reto de hacerse una sociedad civil, gobernada
por civiles, por gente formada para el gobierno que es una tarea muy especializada,
compleja.
- Entonces no es
cuestión de autoestima sino de poner en manos adecuadas los asuntos de la
polis…
La política es una cuestión de todos, de la polis, de los
ciudadanos. La política es para que todos estemos allí contribuyendo con los
asuntos de la ciudadanía. Eso es importantísimo. Yo soy optimista en relación
con Venezuela, porque todos estos procesos históricos de cambios dolorosos
finalmente pueden, no siempre, pero pueden traer aspectos positivos. Y creo que
en nuestro caso los va a traer. Podemos aprender mucho de esta etapa que
estamos atravesando. Las generaciones que vienen van a estar formados dentro de
otros paradigmas y no va a pasar por las
tragedias por las que estamos pasando nosotros.
- Y, nosotros
¿Estamos formando políticos para el futuro?
Yo veo en mis alumnos desde hace seis años el interés por
la política, cada vez más marcado. Han comprendido que ese es un tema que no
pueden dejar de lado. Unos tienen aptitudes para el mundo político y otros no.
Pero encuentro algunos con habilidades para esta destreza. Cuando comencé hace
diez años a dar clases, el interés por esta materia era cero, ahora no. Esta
politización del país ha contribuido a eso. Hay un cambio favorable.
- Eso debería ir
acompañado del crecimiento de la institucionalidad política…
Por supuesto, y es lo que no ha pasado. Está en descenso.
- ¿Cuáles son los
tres ingredientes necesarios para lograr hacer tantas cosas y bien hechas?
Primero, que te guste. Eso es lo básico. Para mi trabajar
es un placer enorme, no es ninguna carga. El segundo elemento es que he tenido
suerte en la integración de equipos con los que he trabajado. Las editoriales
que he movido, la fundación que presido, las empresas colectivas en las que he
estado, he sabido integrar equipos, me he comunicado, he sabido escuchar y eso
para el trabajo en equipo es muy
importante. Y después está el orden. El orden es lo básico y no es otra cosa
que la administración del tiempo, aprender a hacer las cosas en su lógica de
realización, en el orden natural de los procesos. Pero lo esencial es el amor
por lo que tú haces, lo que mueve el mundo es el amor. Lo que mueve todo,
empezando por la reproducción de la especie, las grandes obras, las grandes
tareas, desde la intervención quirúrgica de un médico hasta una obra de
ingeniería. Las cosas en el fondo salen bien porque las haces apasionadamente.
- ¿Cómo conjugas el
ser un profesor de historia y de política con la creación de poesía de amor?
Yo no encuentro contradicción en ambas cosas. La poesía es
como un discurso subterráneo dentro de la personalidad. Es un discurso que
emerge más del subconsciente que del plano conciente donde están otras esferas.
El estudio de la historia y la política están siempre en una zona de la
realidad distinta a la de la poesía que es como te digo, subterránea, oscura,
que tú no sabes muy bien de donde surge. Yo creo que todo ser humano tiene
estas dos facetas, y hasta muchas otras también, pero depende de cada quien
cultivarlas, hacerse el loco o no escucharlas, esas voces interiores que están
ahí. En mi caso he cultivado ambos mundos.
- ¿Has escrito de
política también, qué te gusta escribir más?
En los años recientes me he dedicado mucho a la
investigación histórica biográfica. En abril de 2005 publiqué una biografía de
Raúl Leoni y en marzo de este año publico una biografía de Arturo Uslar Pietri,
en la que estuve trabajando durante tres años. Esto de meterse en la vida de
alguien, analizar el contexto, ponerle la lupa a sus razones personales para
haber desarrollado unas tareas y no otras, todo esto de intentar comprender la
vida de otro me parece apasionante e interesantísimo.
- ¿Tus planes desde
el sillón V de la Academia Venezolana de la Lengua?
Tengo ya varios meses asistiendo a la Academia y creo que
es un centro de trabajo bastante interesante, hay conferencias, hay
discusiones. Voy a integrar alguna de las comisiones y sospecho que serán las
de Literatura y la de Publicaciones, de manera de contribuir allí con lo que
vengo haciendo. Es decir, pienso ser un Individuo de Número activo, pienso
hacer cosas porque me parece que es una institución valiosa que hay que
respaldar y porque si acepté estar ahí es para trabajar.
- Cómo presidente de
La Fundación para la Cultura Urbana, ¿Cuáles son los
planes inmediatos?
Ya la fundación va a cumplir cinco años de trabajo y hemos hecho mucho:
cerca de 40 títulos, 7 cuadernos, 10 discos, una colección de fotografía urbana
bastante sólida y grande. Este año vamos a iniciar una serie de programas de
televisión sobre temas de cultura urbana y ha sido un trabajo muy lindo que se
puede hacer gracias a Econoinvest y Seguros Carabobo, que auspician la
fundación, dos empresas con un sentido de responsabilidad social y que quieren
contribuir con el desarrollo del país.
- Y si no fueras lo que eres, ¿Qué te hubiese
gustado ser?
Yo he pensado estudiar medicina, que es algo que me interesa mucho. Si
alguien me garantizara a mi que voy a vivir 120 años pues comenzaría el año que
viene porque de verdad me gusta mucho, lo he debido hacer… quizás en otra vida…
la psiquiatría, ser sicoanalista y también la medicina general. La relación
entre la psique y el cuerpo es muy estrecha y existe un campo para investigar
que todavía no hemos explorado a profundidad.
- Planes futuros
Voy a dedicarme unos dos o tres años a escribir una historia
contemporánea de Venezuela, y voy a continuar escribiendo poesía, artículos,
ensayos y continuar estudiando, leyendo, y dando clases en la Universidad
Metropolitana.
Todo este talento no ha sido inadvertido. Muy por el contrario el
trabajo creativo de Arraiz Lucca ha merecido premios importantes dentro del
mundo intelectual, prueba de que el tesón, el amor y la disciplina siempre
generan los frutos esperados. La Academia de la Lengua se renueva con el
espíritu incansable de este creador caraqueño, socio de nuestro club.
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