jueves, 3 de octubre de 2013

Andrés Rodríguez Gómez, gloria ecuestre mundial

Maria Elena Mendoza E.
De salto en salto a campeón internacional

Es extraordinariamente gratificante encontrarse con un joven de apenas 19 años, ciertamente discreto y encantador, que haya cosechado tantos triunfos a lo largo de su vida en Venezuela, y ahora en el mundo. Noticias positivas que estimulan las ganas de querer más a este país y a su talento.

Chepito, como cariñosamente y por su madre Chepita, lo llaman quienes lo conocen, no promete una carrera deslumbrante. Ya se ha ganado ese sitial de honor en los cuadros nacionales y de Europa gracias a lo que ha logrado con esfuerzo, dedicación y seriedad, disciplina y habilidad.

Andrés “Chepito” Rodríguez es egresado del Colegio Las Cumbres de Caracas, y paralelamente a su trabajo de monta, en la actualidad estudia economía en la Universidad de Bruselas. Hablar de caballos para Andrés, es como hablar de cuando comenzó a ir a la escuela. Son recuerdos simultáneos, ambas cosas las inició casi a la vez.

“Estuve rodeado de caballos desde pequeño gracias a la afición de mi mamá por la equitación, expresa orgulloso Andrés; sin embargo, no me permitieron montar oficialmente hasta los ocho años en el Club Hípico. Me gustaba tanto andar en caballo que hasta los fines de semana mi hermano y yo los alquilábamos para pasear por Plaza Las Américas”.

Este caballista criollo se inició a los cuatro años. En 1996, a los doce, comenzó su fogueo realmente importante. Es cuando logra su primer campeonato mundial en la Copa Infantil, como parte del equipo de Venezuela. Desde entonces, ha sido campeón nacional en todas las categorías, ha ganado en varios campeonatos en Suramérica, más 39 primeros lugares en Europa.

En 1997 acumuló más trofeos al dominar la categoría infantil y la Copa Federación; 1999 fue un año más difícil, no porque su habilidad y entrenamiento disminuyeran sino porque le tocó enfrentar a su hermano César, otro jinete de maravilloso desempeño, en la categoría juvenil.

De César, Andrés tiene las mejores expresiones: “César es mi ayuda y ha sido muy positivo en mi carrera. Siempre se ha alegrado de mis éxitos y los hemos compartido. Nos corregimos mutuamente y nunca nos comparamos. Ojalá estemos juntos en un futuro representando a Venezuela”.

En el año 2000 Chepito accede a la máxima categoría de salto, la categoría “A”. La ascendente inclinación de su trayectoria es ya evidente y lo ha convertido en pieza clave para llevar al Country al lugar de club campeón de equitación.

A partir los quince años abrigaba la esperanza de ir a Europa, sueño que no se hace realidad hasta que se gradúa de bachiller y se matricula en la escuela del campeón olímpico Nelson Pessoa en Bélgica. Privilegio que sólo los mejores alcanzan.

“Desde muy joven tuve metida en la cabeza la idea de ir a Europa y conocer esas figuras que veía por televisión. Pero mi familia me dejó claro que eso sólo sucedería cuando terminara el bachillerato y si continuaba la universidad con buenas notas. Este sueño se materializó y ya tengo dos años entrenando con el campeón mundial Rodrigo Pessoa, hijo del también campeón Nelson Pessoa”.

Sin desmayo, en su incansable propuesta de conquistar el viejo mundo, gana en Bélgica el Concurso de Saltos de Moorsele, galardón considerado –dentro del contexto ecuestre internacional-, como el más importante de su rango, en toda Europa; luego se anota otro triunfo en Fontainbleu, Francia. También se alza con el Gran Premio de Valskenwaard, en Holanda y, finalmente, entre más de cincuenta jinetes del mayor ranking mundial, triunfa en varios de los eventos del Circuito Hípico del Sol, en Vejer de la Frontera, España.

“El éxito más grande que he conseguido y por el cual me di cuenta de que valía la pena sacrificar muchas cosas para lograr mis metas, expresa con seguridad, fue el primer lugar de mi primera competencia en Europa. Fue el domingo 3 de agosto de 2002, cuando entré por primera vez en una pista tan imponente como la de Valkenswaand y gané ante una cantidad de gente que ni siquiera me había visto nunca!. Solamente un caballericero de origen venezolano que asistía a unos jinetes alemanes compartió conmigo la alegría de escuchar el himno nacional”, recuerda Andrés con mucho orgullo el momento de la premiación.
“Cuando estás en una cancha, tan lejos de tu país y oyes el himno nacional, el sentimiento y la emoción son indescriptibles. Lo simpático fue que cuando subí a recibir el premio, no conseguían el de Venezuela, se equivocaron y pusieron el de Colombia, pero rápidamente les hice una seña, lo buscaron por Internet y solucionaron el problema”.

Obstáculos y dificultades también se han hecho presentes en el camino del aprendizaje. Triunfar es también saberse levantar de las caídas y Chepito Rodríguez ha pasado por esa experiencia.

“En agosto de 2003 me preparaba para ir a los Juegos Panamericanos; tres días antes de la embarcada de mi animal a Santo Domingo, la solté en un potrero para que se relajara después de unos severos concursos. Cuando fui a recogerla tres horas después, la yegua tenía una rodilla fracturada y no pudimos ir a la competencia. A los dos días ya levanté la cabeza y me tracé nuevas metas en las cuales espero, la suerte esté de mi lado”.

Después de tantos triunfos en Europa, Suramérica y en su propio país, ficha del Caracas Country Club, Andrés Rodríguez Gómez se convierte en el deportista criollo que más galardones internacionales ha conquistado a los 19 años, logrando el mayor record histórico de saltos. Y tiene mucho que agradecer a quienes lo han apoyado a lo largo de su crecimiento personal y profesional.

“En primer lugar tengo que agradecer a mi mamá y a Carlos; a mi papá, a mi hermano César y a toda la familia. Al coronel Pernía quien, además de haber sido mi primer entrenador, me dio la seguridad de que llegaría lejos. Casi como mi familia me enseñó que los triunfos se ganan primero en la mente, con valentía, seguridad y el deseo inmenso de ganar. El siempre me lo decía y yo le creí. Esto lo tengo muy presente cada vez que salgo a competir. Tengo que mencionar a Javier Céspedes, con quien entrené en Venezuela, ganamos varios campeonatos internacionales y le dimos al Country Club varios triunfos a nivel nacional. A Leopoldo Palacios y a la Federación Ecuestre de Venezuela; a todos mis amigos y a mis compañeros de monta”.

Recuerdan sus compañeros que a los 10 años, cándido como cualquier niño de esa edad, perdió una competencia y su entrenador le dijo: “Recuerda Andrés que tu viniste fue a ganar experiencia”. El muchachito, sin entender muy bien a lo que se refería le contestó de inmediato: “Yo no sé qué me dice usted, porque yo vine a ganar el campeonato”.

Querido por sus allegados, Andrés es buen hijo, buen estudiante, buen amigo, un jinete de lujo y gran campeón. Un gran valor integral para los suyos, para el Country Club, para el deporte nacional y para Venezuela. Con el mismo empeño continuará su gira en Europa demostrando su clase y su destacada técnica en la equitación mundial

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