De salto en salto a campeón
internacional
Es
extraordinariamente gratificante encontrarse con un joven de apenas 19 años,
ciertamente discreto y encantador, que haya cosechado tantos triunfos a lo
largo de su vida en Venezuela, y ahora en el mundo. Noticias positivas que
estimulan las ganas de querer más a este país y a su talento.
Chepito,
como cariñosamente y por su madre Chepita, lo llaman quienes lo conocen, no
promete una carrera deslumbrante. Ya se ha ganado ese sitial de honor en los
cuadros nacionales y de Europa gracias a lo que ha logrado con esfuerzo,
dedicación y seriedad, disciplina y habilidad.
Andrés
“Chepito” Rodríguez es egresado del Colegio Las Cumbres de Caracas, y
paralelamente a su trabajo de monta, en la actualidad estudia economía en la
Universidad de Bruselas. Hablar de caballos para Andrés, es como hablar de
cuando comenzó a ir a la escuela. Son recuerdos simultáneos, ambas cosas las
inició casi a la vez.
“Estuve
rodeado de caballos desde pequeño gracias a la afición de mi mamá por la
equitación, expresa orgulloso Andrés; sin embargo, no me permitieron montar
oficialmente hasta los ocho años en el Club Hípico. Me gustaba tanto andar en
caballo que hasta los fines de semana mi hermano y yo los alquilábamos para
pasear por Plaza Las Américas”.
Este
caballista criollo se inició a los cuatro años. En 1996, a los doce, comenzó su
fogueo realmente importante. Es cuando logra su primer campeonato mundial en la
Copa Infantil, como parte del equipo de Venezuela. Desde entonces, ha sido
campeón nacional en todas las categorías, ha ganado en varios campeonatos en
Suramérica, más 39 primeros lugares en Europa.
En
1997 acumuló más trofeos al dominar la categoría infantil y la Copa Federación;
1999 fue un año más difícil, no porque su habilidad y entrenamiento
disminuyeran sino porque le tocó enfrentar a su hermano César, otro jinete de
maravilloso desempeño, en la categoría juvenil.
De
César, Andrés tiene las mejores expresiones: “César es mi ayuda y ha sido muy
positivo en mi carrera. Siempre se ha alegrado de mis éxitos y los hemos
compartido. Nos corregimos mutuamente y nunca nos comparamos. Ojalá estemos
juntos en un futuro representando a Venezuela”.
En
el año 2000 Chepito accede a la máxima categoría de salto, la categoría “A”. La
ascendente inclinación de su trayectoria es ya evidente y lo ha convertido en
pieza clave para llevar al Country al lugar de club campeón de equitación.
A
partir los quince años abrigaba la esperanza de ir a Europa, sueño que no se
hace realidad hasta que se gradúa de bachiller y se matricula en la escuela del
campeón olímpico Nelson Pessoa en Bélgica. Privilegio que sólo los mejores
alcanzan.
“Desde
muy joven tuve metida en la cabeza la idea de ir a Europa y conocer esas
figuras que veía por televisión. Pero mi familia me dejó claro que eso sólo
sucedería cuando terminara el bachillerato y si continuaba la universidad con
buenas notas. Este sueño se materializó y ya tengo dos años entrenando con el
campeón mundial Rodrigo Pessoa, hijo del también campeón Nelson Pessoa”.
Sin
desmayo, en su incansable propuesta de conquistar el viejo mundo, gana en
Bélgica el Concurso de Saltos de Moorsele, galardón considerado –dentro del
contexto ecuestre internacional-, como el más importante de su rango, en toda
Europa; luego se anota otro triunfo en Fontainbleu, Francia. También se alza
con el Gran Premio de Valskenwaard, en Holanda y, finalmente, entre más de
cincuenta jinetes del mayor ranking mundial, triunfa en varios de los eventos
del Circuito Hípico del Sol, en Vejer de la Frontera, España.
“El
éxito más grande que he conseguido y por el cual me di cuenta de que valía la
pena sacrificar muchas cosas para lograr mis metas, expresa con seguridad, fue
el primer lugar de mi primera competencia en Europa. Fue el domingo 3 de agosto
de 2002, cuando entré por primera vez en una pista tan imponente como la de
Valkenswaand y gané ante una cantidad de gente que ni siquiera me había visto
nunca!. Solamente un caballericero de origen venezolano que asistía a unos
jinetes alemanes compartió conmigo la alegría de escuchar el himno nacional”,
recuerda Andrés con mucho orgullo el momento de la premiación.
“Cuando
estás en una cancha, tan lejos de tu país y oyes el himno nacional, el sentimiento
y la emoción son indescriptibles. Lo simpático fue que cuando subí a recibir el
premio, no conseguían el de Venezuela, se equivocaron y pusieron el de
Colombia, pero rápidamente les hice una seña, lo buscaron por Internet y
solucionaron el problema”.
Obstáculos
y dificultades también se han hecho presentes en el camino del aprendizaje.
Triunfar es también saberse levantar de las caídas y Chepito Rodríguez ha
pasado por esa experiencia.
“En
agosto de 2003 me preparaba para ir a los Juegos Panamericanos; tres días antes
de la embarcada de mi animal a Santo Domingo, la solté en un potrero para que
se relajara después de unos severos concursos. Cuando fui a recogerla tres
horas después, la yegua tenía una rodilla fracturada y no pudimos ir a la
competencia. A los dos días ya levanté la cabeza y me tracé nuevas metas en las
cuales espero, la suerte esté de mi lado”.
Después
de tantos triunfos en Europa, Suramérica y en su propio país, ficha del Caracas
Country Club, Andrés Rodríguez Gómez se convierte en el deportista criollo que
más galardones internacionales ha conquistado a los 19 años, logrando el mayor
record histórico de saltos. Y tiene mucho que agradecer a quienes lo han
apoyado a lo largo de su crecimiento personal y profesional.
“En
primer lugar tengo que agradecer a mi mamá y a Carlos; a mi papá, a mi hermano
César y a toda la familia. Al coronel Pernía quien, además de haber sido mi
primer entrenador, me dio la seguridad de que llegaría lejos. Casi como mi
familia me enseñó que los triunfos se ganan primero en la mente, con valentía,
seguridad y el deseo inmenso de ganar. El siempre me lo decía y yo le creí.
Esto lo tengo muy presente cada vez que salgo a competir. Tengo que mencionar a
Javier Céspedes, con quien entrené en Venezuela, ganamos varios campeonatos
internacionales y le dimos al Country Club varios triunfos a nivel nacional. A
Leopoldo Palacios y a la Federación Ecuestre de Venezuela; a todos mis amigos y
a mis compañeros de monta”.
Recuerdan
sus compañeros que a los 10 años, cándido como cualquier niño de esa edad,
perdió una competencia y su entrenador le dijo: “Recuerda Andrés que tu viniste
fue a ganar experiencia”. El muchachito, sin entender muy bien a lo que se
refería le contestó de inmediato: “Yo no sé qué me dice usted, porque yo vine a
ganar el campeonato”.
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