jueves, 3 de octubre de 2013

Esa chica prepago puede ser su hija!

El servicio prepago es cuando usted contrata una chica a cambio de favores sexuales pero con una diferencia significativa al de contratar los mismos servicios a una prostituta como las que hasta hoy, usted sabía que existían.  Ni sus familiares ni sus amigos saben cómo adquirió el último Blackberry o esa cartera Louis Vuitton. Ha visto usted a su hija vestir diferente y fino últimamente o adquirir productos costosos y de marca sin saber de donde obtuvo el dinero para ello? Sale por ratos sin decir a dónde va? No lo piense dos veces, investigue!
Maria Elena Mendoza E.
Me siento en la computadora para comenzar a escribir este artículo sobre el cual tengo pocas nociones del drama que simboliza el concepto de las “chicas prepago”. Según la cultura popular, y aclarando que es un concepto recientemente establecido en los países suramericanos, incluyendo Venezuela y su capital, el servicio prepago es cuando usted contrata una chica a cambio de favores sexuales pero con una diferencia significativa al de contratar los mismos servicios a una prostituta como las que hasta hoy, usted sabía que existían.
La cruda verdad es esta: cientos de chicas universitarias, amas de casas e incluso liceístas recurren al método prepago para dispensar una noche de placer a un desconocido para pagarse la Universidad o para pasársela bien, comprar  un Blackberry o la ultima cartera de Louis Vuitton que vieron en el centro comercial, o un depósito en su cuenta de ahorros, o el par de zapatos para la graduación del hermano menor, con el compromiso de no volverse a llamar, ya que ambos poseen una vida privada que se debe preservar.
Diferencias las hay, por ejemplo, estas chicas no están sometidas a las intermediaciones de un proxeneta y reciben –además de dinero- cenas, regalos y pagos por renta o estudios. Me cuesta pensar en hombres que arriesgan su estabilidad y familia costeando los gustos de jóvenes que pueden ser sus hijas y a precios tan altos, porque las universidades y los productos de marca cuestan entre mil y 36 millones de bolívares.
En un artículo escrito por la periodista Elizabeth Araujo, en el diario El Nacional, aclara el doctor Carlos Troconis, médico y sexólogo, que “Las chicas prepago son prostitutas VIP”, y le aterra pensar en estas jóvenes confiadas porque acompañan a un hombre de mucho poder y de buenos modales. “Ciertamente, se trata de un fenómeno mundial y actual, y la serie televisiva Sin tetas no hay paraíso apenas muestra una arista del grave problema del comercio sexual, que incluye la prostitución y la trata de blancas”.
Troconis admite que es un “nicho” muy exclusivo, porque el hombre con dinero y poder no recurre a la prostitución tradicional ni a las “masajistas” que esperan al cliente en apartamentos sombríos.
“Hablamos de chicas ingenuas, con formación familiar, que llegan incluso a ruborizarse si oyen una mala palabra y que por ser selectivas otorgan confianza a quien la contrata”, agrega. La verdad no quiero ser extrema, pero yo, no las veo tan ingenuas y creo que saben muy bien lo que están haciendo y lo que significa tanto para ellas como para sus familias, si llegan a enterarse.
Como permanece en la sombra de los temas tabúes del sexo, las prepago pasan desapercibidas. Ni sus familiares ni sus amigos saben cómo adquirió el último Blackberry o esa cartera Louis Vuitton. “Pero en la época actual este fenómeno no asombra a nadie, porque se ejecuta bajo el código del silencio y las jóvenes no ven nada mal almorzar en un buen restaurante con un empresario extranjero, acompañarlo a una velada de amigos y cerrar el negocio en la cama”, explica Araujo en su artículo.
Sin embargo, consultando en un foro de Internet, la opinión de un joven cuyo nombre es irrelevante pues se identifica con un pseudónimo, dice: “Pues te voy a contar… sin dar paso a discriminaciones, ni nada por el estilo… diríamos inapropiadamente que… son prostitutas, que cobran muchísimo mas, por el hecho de contar con “mayor” educación, de ser más bonitas y tener siempre un celular…”
Estas mujeres difieren del término prostituta con énfasis y vehemencia. No quieren que se confunda la gente. Ellas consideran que es un intercambio de gustos y placeres pero jamás se parecerían a aquellas otras callejeras. Una de las chicas prepago o Escort Girls, como se llaman en los Estados Unidos, que estuvo en el grupo que se involucro con el servicio secreto de Obama, en Cartagena, se indignó porque la describieron como prostituta, como si ella caminara por las calles. “Es lo mismo, pero es diferente”, dijo, indicando que ella es mucho más selectiva con sus clientes. “Es como cuando usted compra un ron fino o un BlackBerry o un iPhone Tienen un precio diferente”.
El problema es, que es un secreto a voces, evidencia un frenesí de consumo extendido en la sociedad contemporánea, producto de un bombardeo publicitario que determina un estereotipo de vida, felicidad y éxito basado en la posibilidad de adquirir un producto.
Para la sicóloga Tammy Espinoza, de la Universidad Católica de Colombia, el problema de la prostitución juvenil en esos estratos se debe, principalmente, a la búsqueda de identidad propia de la adolescencia y la ausencia de principios éticos sociales.
“Por un lado, la publicidad afecta más a los niños y niñas que están formando su personalidad, pues los prototipos de belleza, moda y estilo de vida influyen directamente en sus referentes de identidad”, explica Espinoza.
Además, la cultura ladina, de dinero fácil, afecta de manera rotunda: “Ellas podrían trabajar, lavar el carro de su papá, por ejemplo, para tener algún dinero; pero no lo hacen porque tienen claro que vendiendo su cuerpo ganan mucho más y en menos tiempo, no les importa el método, sino el fin”, agrega la sicóloga Espinoza.
Ha visto usted a su hija vestir diferente y fino últimamente o adquirir productos costosos y de marca sin saber de donde obtuvo el dinero para ello? Sale por ratos sin decir a dónde va? No lo piense dos veces, investigue! No deje que la ingenuidad o la desidia le jueguen una mala pasada. A pesar de que hoy en día se habla de la confianza entre padres e hijos y la relación de “amigos” que puede existir entre ambos, hay cosas que siguen siendo nuestra responsabilidad y estar pendientes de ellos –aunque no lo quiera- puede evitarle desagradables sorpresas.

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