jueves, 12 de diciembre de 2013

Un encargo llamado Felipe

En vacaciones de diciembre pasado, me llamo una chica muy angustiada que sabía de mi amor por los animales, especialmente los gatos. Fue una Navidad muy movida en la que bastante genta viajaba al exterior y es cuando mayor cantidad de personas necesitan ubicar a sus mascotas.

La chica en cuestión conocía a mis hijos por el campamento de verano al cual solían asistir en las vacaciones escolares. Su propuesta me dejo un poco sorprendida por no decir “boquiabierta”. En su tono había más que ansiedad, preocupación y hasta desesperación.

Su planteamiento tenía que ver con Felipe, su mascota. Ocurría que ella se iba de viaje por casi un mes y no tenia como asegurar el cuidado de Felipe y su atención total mientras estuviera ausente. Yo estaba un poco reticente y medio confundida porque yo soy amante de los animales, me gustan los animales, he estado familiarizada con animales, he tenido varias mascotas a lo largo de mi vida pero les confieso, uno como Felipe, no había tenido, visto, cuidado u observado nunca….

- Hola, supe por tu hijo que me podías cuidar mi mascota este diciembre, es así?

- Bueno si claro tu sabes que yo voy a tu casa y lo cuido allá, no los traigo a mi casa.

- Ah! Es que mi caso es especial y yo tendría que llevártelo a ti y tú lo cuidas en tu casa.

- Mira, lo que pasa es que yo vivo alquilada y no me permiten tener mascotas en la casa, además este espacio es muy pequeño y no habría espacio. También yo salgo mucho y no habría quien estuviera pendiente de él.

- Es que Felipe, mi animalito, no va a ser problema porque él estaría todo el tiempo en una jaula.

- Ah, ya te entiendo, es un pajarito?

- No… Felipe es un acure.

Silencio prolongado.

- Cómo es la cosa? En mi vida he visto un acure en persona!!! Lo primero es saber de qué estamos hablando!!

- No te preocupes que yo te explico todo perfecto y todo va a salir bien.

En fin, me dio mucho pesar con ella porque realmente estaba desesperada, sus padres le exigieron ocuparse de eso y nadie conocido quería hacerse cargo… Le dije que sí.

Felipe llego a mi casa con un cargamento como el que llevan los bebes cuando salen al pediatra o al parque. Un montón de potes con comidas diferentes, pañales, (si pañales) y comidas distintas, vitaminas, teteros, etc. Una jaula enorme la dispuso ella misma en la parte externa de mi anexo, y allí lo ensambló. Inclusive, ella, tan correcta, me pagó el cuidado de la mascota completamente. Una vez la explicación y entrenamiento sobre su cuidado estuvo lista, ella se fue contentísima y al día siguiente emprendió vuelo con su familia a Canadá.

Ese día la novedad fue Felipe. Antes de irnos a dormir, mi hijo y yo, le limpiamos su jaulita con la escobilla y pala destinadas para tal fin y nos fuimos a la cama. En la mañana, mi hijo y yo nos fuimos con nuestra jornada al hombro como a las 7 y volví a la 1 de la tarde.

He aquí lo que sucedió. Al llegar lo primero que hice fue levantar la capa que cubría la jaula, para descubrir que Felipe, se había muerto…

Casi me desmayo.

Llame a mis hijos llorando desesperada, no sabía que pensar, sentir, hacer… el caso es que el calor fue muy fuerte en la mañana y el sol le daba directo y eso no lo aguantó el animalito. Llorando y muy preocupada ante la noticia, acordamos que al menos reponerle su mascota seria un gesto que ella apreciaría y demostraría mi pesar y dolor por lo que había sucedido.

Eso fue lo que hicimos, salimos al mercado y le compré un acure o cobaya espectacular, mitad negro y mitad marrón. Estuvimos en contacto por correo electrónico y yo no le dije nada hasta el 26 de diciembre porque no tenía sentido hacerla sufrir por tantos días. A pesar de su dolor, por lo que lloró bastante también, entendió que la prisa con la que armo la jaula, no le permitió ver que ese no era el mejor lugar y que tampoco me había advertido la regla número uno en caso de cuidado de acures: NO DEBEN ESTAR EN ALTAS TEMPERATURAS.

Lo entendió. Lloramos las dos. Pero le di la alegría de darle un nuevo amigo llamado FILIPPO. En honor a Felipe, le dimos su mismo nombre en otro idioma y así termino todo de buena manera para todos.

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